lunes, 15 de enero de 2018

Cómo reprogramar el cerebro 19 de enero 2018

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Cómo reprogramar tu cerebro

Si tienes el deseo de cambiar la manera en que piensas y actúas, hacerlo es 100% posible. El cerebro está creando conexiones todo el tiempo y se está adaptando a la manera en que le dices que funcione. Teniendo autoconsciencia y atención, puedes controlar tus pensamientos negativos y hábitos destructivos, y comenzar ahora mismo a ser una versión de ti mejor y más positiva.


Cambiar tus patrones de pensamiento

Empieza a supervisar tus pensamientos diariamente. La belleza de la evolución humana es que hemos desarrollado dos naturalezas: la primaria, que actúa, y la evolucionada, que supervisa. Puedes observarte a ti mismo y a tus pensamientos todo el tiempo. Cada vez que sientas una alerta con un pensamiento, detente un momento y reflexiona sobre él. ¿Era negativo o destructivo? ¿Qué lo originó? ¿Parece lógico o adictivo? Cuando empieces a ser consciente de ti mismo, descubrirás un patrón en tus pensamientos.

  • Anótalos cuando se te ocurran. Esto hará que sea más fácil descubrir cuál es tu patrón. Es posible que estos sean autodegradantes, pesimistas, preocupantes, entre otros. También esta es una manera excelente de darte cuenta de la conversación ridícula que sucede en tu cabeza y librarte de ella
  • Define tus patrones de pensamiento. Después de aproximadamente una semana, observa con detenimiento el patrón. Quizás la mayoría de tus pensamientos sean negativos, te critiques mucho a ti mismo y a los demás o tengas ideas innecesarias que no son ni importantes ni beneficiosas para ti. Será diferente para cada persona. Una vez que identifiques tu patrón, puedes comenzar a detenerlo.
    • Cuando te des cuenta de algo sobre ti, literalmente te podrías paralizarte de sorpresa. Aquí comenzará el cambio. Después de todo, no puedes llegar a algún lugar si no sabes a dónde vas.
    • Ten en mente que todo es parte de un ciclo mayor. Muchos de nosotros nos sentimos culpables pensando que nuestros sentimientos conducen nuestras acciones y así es. Creemos que no podemos hacer nada y no podemos evitar sentir algo y, en consecuencia, actuar de cierto modo. En realidad, esto no podría estar más lejos de la verdad.
      • Tus creencias y pensamientos determinan tus sentimientos, que, a su vez, controlan tus acciones, que te dan resultados de vida. Estos resultados dan forma a tus creencias y pensamientos, que determinan tus sentimientos, y el ciclo continúa en adelante. Cuando piensas en ello como un ciclo, es más fácil darte cuenta que incluso cambiar uno de estos factores puede replantear el sistema.[1]
      • Otra parte de la creencia mencionada anteriormente que no está bien es que no podemos hacer nada. No, no, no. En realidad, eres el único que puede hacer algo. Estos pensamientos, comportamientos y resultados de vida son tuyos y puedes cambiarlos. Solo cambia uno y lo demás caerá por su propio peso 
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      • Crea un espacio entre tus pensamientos y tus acciones. Por supuesto, se trata de un ciclo, pero puedes desacelerarlo. Cuando empieces a sentir que un patrón está apareciendo, detente y respira. Trata de no reaccionar rápido. ¿Cómo preferirías reaccionar? ¿Con qué aspectos positivos puedes reemplazar este pensamiento en tu cabeza?
        • Por ejemplo, digamos que estés viendo la televisión y ves un anuncio publicitario con una mujer hermosa. Piensas "Nunca podré ser como ella" o "Nunca podría estar con ella". Detente un segundo y termina mejor estos pensamientos. Piensa "Pero tengo las virtudes x, y, z" o "Utilizaré esta motivación para empezar a hacer ejercicios y sentirme mejor conmigo mismo, porque he decidido buscar la felicidad, no la negatividad".
        • Ten en cuenta que estás obteniendo algo a cambio por cada acción y pensamiento. ¿Te preocupas constantemente? Probablemente piensas que estás resolviendo todo o no estás esperanzándote. ¿Desmoralizas tu lógica o a ti mismo? Probablemente te sientas más seguro en el hoyo, de modo que tus esperanzas no caigan a tu alrededor. Piensa sobre lo que obtienes de tus pensamientos. ¿Vale la pena lo que consigues?
       
      Sé consciente de las palabras que utilizas en tu mente y las que les dices a los demás. Tus palabras pueden herir personas, incluyéndote a ti mismo; y esto solo puede tener un impacto negativo en ti y tus comportamientos y pensamientos resultantes. Si sientes que están apareciendo palabras hirientes, detente. Solo detente. Desvía tu atención a algo más positivo que te mantenga en tu camino.
  • Si expresas positividad y amor, eso es lo que obtendrás a cambio. Estos sentimientos benefician a todos y generan buenas energías. Si piensas que algo es imposible, probablemente lo será. Pero si abres tu mente y piensas que eres capaz de lo que sea que quieras lograr, es posible que lo consigas.
  • Algunas veces todos nos estancamos repitiéndonos una cinta en nuestra mente. Esta puede decir "Soy feo" o "No valgo nada" o "Estoy deprimido" o cualquier otro pensamiento inútil. Para la cinta y pon una nueva. ¿Qué dice esta? ¿No es una brisa de aire fresco? Siempre presta atención a la otra por si se vuelve a repetir. Además, recuerda: siempre podrás sacarla.

Elige tus comportamientos reactivos. Cuando somos niños nos dicen que debemos pensar y comportarnos en función a un sistema de creencias en particular y adoptarlo. Este generalmente moldea la persona en la que nos convertimos. Asimismo, algunas inseguridades y temores que se generan en la niñez pueden llevarse a la adultez. Con frecuencia nos quedamos estancados en patrones de acción y reacción, sin darnos cuenta que podríamos interpretar la situación y responder de varias maneras diferentes. Cuando tengas una reacción negativa, será una oportunidad para evaluarla. ¿Por qué algo te irrita? ¿Otras personas que conoces actuarían de la misma manera? ¿Qué harían diferente? ¿De qué modo reaccionarían mejor?
  • Pregúntate la razón por la que reaccionas de esta manera. ¿Estás obteniendo algún beneficio de esta reacción? ¿De qué manera podrías reemplazarla? Decide crear tus propios patrones y creencias reflexionados que se sientan reales para quien eres, quien quieres ser y para la persona en la que te estás esforzando por convertirte.
Desarrolla nuevos pensamientos para crear estos nuevos hábitos positivos. Ya has identificado tus pensamientos malos, los has detenido y los has reemplazados por buenos. Ahora solo tienes que ser persistente y repetirte estos nuevos pensamientos lo más pronto posible. Se convertirán en un hábito, como los antiguos. Siempre y cuando te mantengas consciente y pienses que es posible, sucederá. Esto es lo que hace el cerebro.
  • Tal vez te parezca útil escribir un diario, meditar y hablar sobre esta práctica con tus seres queridos. Esto hará que el proceso sea más concreto, tangible y se vuelva una parte de tu vida, y que no sea solo un capricho loco que tienes a veces cuando te acuerdas. Probablemente te des cuenta que otras personas se inspiran en tu determinación y deciden imitar tu dedicación por mejorarte a ti mismo.

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