miércoles, 17 de julio de 2013

ES MAS... ESCOGI LA VIDA 17 julio 2013


    Por: Verónica Pérez de León| Fuente: esmas.com| 2013-07-17 18:35
  • Testimonio: Escogí la vida

La historia de una mexicana que recibió un diagnóstico de muerte, y entonces empezó a vivir

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"Cuándo se tiene un diagnóstico de muerte, lo único que queda es vivir". Esta fue la frase que llegó a la mente de Verónica Ruiz, cuando a sus 32 años le diagnosticaron la enfermedad de Huntington, o mal de San Vito; un padecimiento neurológico, degenerativo e incurable que, en pocas palabras, va matando las neuronas hasta que el paciente pierde sus capacidades motoras, cognoscitivas y psiquiátricas.
Aunque en ese momento ella no presentaba los síntomas, sabía que su vida estaba por cambiar. De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Enfermedad de Huntington (AMEH), las principales señales del padecimiento son movimientos involuntarios, depresión, irritabilidad y dificultades para comer. Con el tiempo, el paciente termina en cama, incapaz de hablar y con demencia. Y aunque el proceso puede ser lento, la vida media es de 15 años después de iniciados los síntomas.


"Ante un futuro terrible, un presente brillante. Me di cuenta que no tenía tiempo que perder, así que comencé a cambiar mis hábitos", platica Vero Ruiz en entrevista. Renunció al trabajo que tanto odiaba, cambió su alimentación por completo y decidió adoptar un bebé. "El Huntington es hereditario, los hijos tienen 50% de probabilidades de portar el gen de la enfermedad, así que la adopción fue el mejor regalo para mi esposo Germán y yo", comenta Verónica al enseñar la foto de su hijo Sebastián.
Pero ella quería más. Tener los días contados implicaba que cada uno era un regalo. Así se convirtió en la primera paciente en acudir a la AMEH a ofrecer su ayuda, en lugar de pedirla. El único tratamiento que existe para el Huntington, está destinado a controlar los síntomas, más no a detener el avance de la enfermedad. Por eso Verónica se ofreció a ser conejillo de indias en un protocolo de investigación para averiguar si su estilo de vida podía tener repercusiones positivas en su desarrollo.

El secreto de la salud
Los tres cambios radicales que hizo, tuvieron resultados en su salud física y, sobre todo, en su actitud ante la vida. Las claves fueron:
  • Alimentación rica en antioxidantes. Según la Clínica Mayo, los antioxidantes retrasan el proceso de envejecimiento combatiendo la degeneración y muerte de las células que provocan los radicales libres. Vero incluyó en su dieta frutos rojos, zanahoria, tomate, naranja, pescado y soya, entre otros alimentos ricos en antioxidantes.
  • Meditar. Diferentes ejercicios de respiración y conexión con uno mismo, le ayudaron a controlar sus emociones y canalizarlas de una manera positiva.
  • Hacer ejercicio. En su vida lo había hecho pero cuando comenzó a correr, supo que había encontrado su actividad favorita. "La energía que cargas y las endorfinas que produces, me hicieron adicta a los kilómetros. Descubrí la terapia más barata y me di cuenta que era una forma clarísima de ver que no existen los límites".
Gracias a estos tres factores, en menos de un año Vero estaba corriendo su primer maratón. "Cruzar la meta en pro de los pacientes con Huntington, es el ejemplo más fiel de que diagnóstico no es destino. Tú eliges de qué forma tomar los obstáculos que la vida te presenta y tú decides cuándo parar" explica Vero enseñando las medallas de los seis maratones que ya ha completado.
Ocho años después de su diagnóstico, creó la Fundación Verónica Ruiz para difundir información sobre Huntington, concientizar a la comunidad y motivar a los pacientes a que confíen en ellos mismos. "Bendita enfermedad; padecerla es el regalo más grande que Dios me dio. Me regaló la oportunidad de retomar mi vida y si yo tuve que pasar por esto para que alguien más capte y decida vivir intensamente, encantada de la vida; lo vuelvo a hacer", concluye Verónica.
¿Y tú qué límite has decidido romper?

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